Las vacunas no causan autismo, el origen del mito.

INOCULACIÓN MANIPULADA

 

Inocular: 
Introducir en el organismo por medios artificiales el virus o la bacteria de una enfermedad contagiosa.

Manipular:
Hacer cambios o alteraciones en una cosa interesadamente para conseguir un fin determinado.

El día 26 de febrero de 1998 tuvo lugar una conferencia de prensa en el Royal Free Hospital de Londres.

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El motivo fue la presentación de un informe por un grupo encabezado por Andrew Wakefield.

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El informe fue publicado en la respetada revista médica británica The Lancet el día 28 de febrero de 1998.

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El informe tiene el título imponente de ” hiperplasia lineal-linfoide-nodular, colitis no específica y trastorno generalizado del desarrollo en niños

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Se trataba de un estudio referente a los daños que causaba la vacuna MMR al ser aplicada en infantes, desarrollado por los siguientes investigadores:

Wakefield AJ, Murch SH, Anthony A, Linnell J, Casson DM. Malik M, Berelowtiz M, Dhillon AP, Thomson MA, Harvey P, Valentine A, Davies SE, Walker-Smith JA.

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En ese artículo se indicó que la vacuna triple (para rubéola, sarampión y paperas) conocida como vacuna MMR que se aplica a temprana edad (alrededor del primer año de vida) era la causa principal del Autismo.

Informó sobre doce niños con trastornos del desarrollo que fueron remitidos al Royal Free Hospital de los cuales 9 padres o médicos de estos niños habían relacionado el inicio de los síntomas de comportamiento con la vacuna MMR

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Dijeron que los síntomas de autismo se habían establecido dentro de los días de vacunación aproximadamente a los 14 meses.

El documento describía una colección de síntomas intestinales, hallazgos de endoscopia y hallazgos de biopsia que se consideraban evidencias de un posible síndrome novedoso que Andrew Wakefield llamó :

Enterocolitis autista.

El Dr. Andrew Wakefield postula una secuencia causal en la que la vacuna MMR causa una infección persistente de sarampión en el intestino; esto da como resultado una “enterocolitis” distintiva, que a su vez produce un “intestino permeable” que permite que péptidos “opioides” tóxicos (derivados de la descomposición del gluten y la caseína, contenidos en el trigo y los productos lácteos) entren en el torrente sanguíneo; Pasando al cerebro, estos péptidos causan autismo.

El Dr Andrew Wakefield dijo:

“No puedo apoyar el uso continuo de estas tres vacunas administradas en combinación hasta que este problema se haya resuelto”

Letter about vaccination safety and autistic entheropathy to john walker smith royal free hospital school of medicine london : Hixgrid

En los años 2001 y 2002, el Dr Andrew Wakefield publicó artículos que sugerían que el programa de inmunización no era seguro.

Se trataba sobre el trabajo de laboratorio utilizando PCR (una técnica utilizada en la identificación genética) que afirmaba mostrar el virus del sarampión en muestras de tejido de niños con problemas intestinales y autismo.

Estos recibieron cobertura de los medios de comunicación.

El Gobierno no quiso aceptar lo anterior.

La verdad quedó clara cuando llegó el turno de ponerle su vacuna al hijo del primer ministro Anthony Charles Lynton Blair.

Tony Blair and family on holiday in 2001

No se la pusieron.

Sabían lo que contiene una vacuna.

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El gobierno federal trató de ocultar que una vacuna común administrada a los niños causa autismo.

Hay intereses ocultos fraudulentos para continuar con una práctica que es innecesaria y nociva para la salud.

Los padres dejaron de ponerle sus vacunas a sus hijos.

Pero …….

Todos esos estudios realizados por Andrew Wakefield y su grupo son falsos.

Para que una teoría deje de serlo, se necesita que los experimentos realizados para llegar a una conclusión puedan ser replicados por otras personas en otros laboratorios.

Eso no sucedió con la teoría del Dr Andrew Wakefield.

Empezaron los científicos a comprobar por medio de estudios lo que aseguraba Andrew Wakefield.

Los realizaron entre otros y sus estudios fueron publicados en el PubMed :

Peltola et al., en el año de 1998 realizado en Finlandia.

Taylor et al., en el año de 1999 realizado en Londres.

Patja et al., en el año de 2000 realizado en Finlandia.

Fombonne and Chakrabarti, en el año de 2001 realizado en Londres.

Farrington et al., en el año de 2001 realizado en Londres.

Kaye et al., en el año de 2001 realizado en Londres.

Dales et al., en el año de 2001 realizado en Estados Unidos.

Sociedad Canadiense de Pediatría en el año de 2001 realizado en Canada.

Y todos llegaron a la misma conclusión:

La evidencia de Andrew Wakefield era nula.

En todo caso no era concluyente, vinculatoria o causal.

Era simplemente su opinión.

O la opinión de su grupo de investigadores.

Mismo grupo que empezó a retractarse desde el año 2001 ya que M. Berelowitz, uno de los coautores del artículo, dijo:

“Ciertamente no conozco ninguna evidencia convincente de la hipótesis de un vínculo entre la RMM y el autismo”.

John Walker-Smith, también coautor del informe de Andrew Wakefield, escribió en 2002 que la epidemiología ha demostrado que la vacuna MMR es segura para los niños.

Los estudios continuaron :

Taylor et al., en el año de 2002 realizado en Londres.

Makela et al., en el año de 2002 realizado en Finlandia.

Madsen et al., en el año de 2002 realizado en Dinamarca.

Servicio Nacional de Salud del Reino Unido en el año de 2003 realizado en Londres.

Instituto de Medicina de la Academia Nacional de Ciencias en el año de 2004 realizado en Estados Unidos.

DeStefano et al.,en el año de  2004 realizado en Estados Unidos.

Fombonne et al., en el año de 2006 realizado en Canada.

Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades en el año de  2007 realizado en Estados Unidos.

Los autores encontraron que no hubo asociación entre la edad en el momento de la vacunación, el momento desde la vacunación o la fecha de la vacunación y el desarrollo del trastorno autista.

Llegaron a la conclusión de que esto proporcionaba pruebas sólidas contra la hipótesis de que la vacunación con MMR causa el autismo.

En resumen, todos concluyeron que no hay evidencia de un vínculo entre la vacuna MMR y el autismo.

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La confianza en la vacuna MMR aumentó a medida que se hizo más claro que las afirmaciones no estaban respaldadas por evidencia científica.

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Sin embargo el daño estaba hecho.

Entonces se llegó el día en que el grupo británico que monitorea la práctica médica, el Consejo de Medicina General, realizó una auditoria a tan polémico estudio.

El resultado reveló que Andrew Wakefield manipuló deliberadamente los datos de sus pacientes para así concluir que sus hipótesis eran correctas.

Los reportes no habían sido objetivos.

Y se descubrió otra cosa.

Lucro.

El resultado del Informe de Andrew Wakefield y su grupo, respecto a que la vacuna MMR causa autismo, se realizó en base a dinero no en base de la ciencia.

Por un interés no loable.

Todo salió a luz en el mes de febrero de 2004.

El reportero Brian Deer escribió en el periodico The Sunday Times de Londres que, antes de presentar su documento a la revista The Lancet, recibió Andrew Wakefield la cantidad de £55,000 de abogados de la Junta de Asistencia Legal que buscaban pruebas para usar contra los fabricantes de vacunas.

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La Junta de Asistencia Legal es responsable de la administración operativa de la asistencia legal  a más de 2 millones de personas con sus problemas legales en Inglaterra y Gales cada año con un presupuesto de alrededor de £ 2 mil millones anuales, establecida en 1999 bajo la Ley de Acceso a la Justicia.

Resulta que varios de los padres que dijeron que la vacuna MMR había dañado a sus hijos habían sido reclutados como posibles demandantes en una demanda contra fabricantes de vacunas y que la investigación había sido financiada, debido a que querían saber la verdad, por la Junta de Asistencia Legal de Gran Bretaña ya que los padres de los menores carecían de dinero.

El Gobierno pagó por la defensa de los padres de familia.

El Dr Andrew Wakefield no informó a los colegas ni a las autoridades médicas sobre el conflicto de intereses.

Cuando los editores de The Lancet se enteraron de esto, dijeron que, según las pruebas de Brian Deer, el artículo de Andrew Wakefield nunca debería haber sido publicado porque sus hallazgos estaban:

“Completamente defectuosos”.

Andrew Wakefield se trató de defender aduciendo que la cantidad de £55,000 que recibió de los abogados de la Junta de Asistencia Legal fueron para un estudio separado, no publicado.

Un estudio completamente diferente.

Nunca proporcionó, tampoco, evidencia de lo anterior motivo por el cual esa postura  sería rechazada como defensa por un panel del Consejo Médico General del Reino Unido más adelante.

El 6 de marzo de 2004, inmediatamente después de la noticia de las acusaciones de conflicto de intereses, diez de los 12 coautores del informe presentado por Andrew Wakefield se retractaron:

Simon H Murch, Andrew Anthony, David H Casson, Mohsin Malik, Mark Berelowitz, Amar P Dhillon, Michael A Thomson, Alan Valentine, Susan E Davies y John A Walker-Smith.
John Linnell no pudo ser contactado.

Aquí el texto en el cual se desdicen ya que :

“No se estableció un vínculo causal entre la vacuna MMR y el autismo ya que los datos eran insuficientes”.

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Aunque insistían en que la posibilidad de una afección gastrointestinal distintiva en niños con autismo merecía una mayor investigación.

Durante un debate en la Cámara de los Comunes, el 15 de marzo de 2004, el Dr. Evan Harris, solicitó una investigación judicial sobre los aspectos éticos del caso, incluso sugiriendo que podría ser realizada por la Crown Prosecution Service ( agencia pública para llevar a cabo los procesos penales en Inglaterra y Gales).

Dijo entre otras cosas.

¨”Si se encuentra algo en contra del Dr. Wakefield sobre los principales problemas de la ética de la investigación que involucran a los niños, pediré que se impongan las sanciones más fuertes.¨

El 18 de noviembre de 2004 se supo que Andrew Wakefield había solicitado patentes de una vacuna que era rival de la vacuna MMR y que sabía que los resultados de las pruebas de su propio laboratorio en el Royal Free Hospital contradecía sus propias afirmaciones.

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Aquí podemos ver la forma de patente.

Wakefield vaccine patent

 

La solicitud fue publicada el 12 de septiembre de 1998

Y desde un inicio fue claro su objetivo al describirlo en su patente presentada:

Una nueva vacuna para eliminar a la vacuna MMR.

Patente de vacuna Wakefield

En enero de 2005, Andrew Wakefield demandó al canal 4, a producciones 20/20 y a Brian Deer.

Sin embargo, después de dos años de litigio, se reveló que había recibido más de £ 400,000 en pagos no revelados por abogados.

Para evitar posteriores filtraciones de datos, suspendió su acción y pagó todos los costos de los demandados.

El 31 de diciembre del 2006, Brian Deer informó en The Sunday Times que luego de la campaña en los medios, los abogados que le pagaban a Andrew Wakefield finalmente registraron 1,600 demandantes en la demanda.

Se hizo una demanda colectiva en contra de los fabricantes de las vacunas MMR : 

GlaxoSmithKline, Aventis Pasteur y Merck.

Suponían que el litigio de la vacuna MMR valía miles de millones en compensación.

Y si valía millones.

Lo malo es que los fondos para pagar esos millones provinieron del gobierno.

Ninguno de los demandantes recibió dinero.

La comisión, que administra un presupuesto de £ 2 mil millones para que las personas pobres tengan acceso a la justicia, reconoció que el intento de presentar un caso contra la vacuna MMR con el dinero de los contribuyentes :

“No fue efectivo o apropiado”.

El costo total del ataque a la vacuna, lo que gastó el gobierno en abogados para que defendieran a las familias en los juzgados, fue de £ 14,053,856.

Lo peor del caso es que ya sabían que iban a perder ya que desde un inicio nunca se pudo comprobar el vinculo entre la vacuna MMR y el autismo.

Solamente que los padres de familia no aceptaron esa conclusión.

Y el Gobierno los tuvo que apoyar y seguir en sus demandas.

Tras el fallo en contra, los equipos legales de las compañías farmacéuticas indicaron que presionarían por los costos si los padres continuaban con sus reclamos.

La mayoría de los padres abandonaron su desafío legal por temor a la bancarrota.

La acción colectiva se abandonó en 2003.

De ese dinero gastado, a Andrew Wakefield se le pagaron  £ 435,643, más £ 3,910 de gastos, por los abogados litigantes británicos que intentaban probar que la vacuna era peligrosa y que los pagos no revelados comenzaban dos años antes de la publicación del estudio en el periódico The Lancet.

Así también  cinco de sus antiguos colegas en el hospital Royal Free, recibieron un total de £ 183,000.

El objetivo era proponer un vínculo entre la vacuna y el autismo.

Y así ganar el juicio.

Solamente que ese era el objetivo de los abogados.

Hubieran ganado cientos de millones de dolares.

El objetivo de Andrew Wakefield era eliminar la vacuna MMR.

Hubiera ganado cientos de millones de dolares.

Ellos ganan.

Todos perdemos.

Aparte de lo monetario, queda lo moral.

Hubo también un enorme costo personal para las familias involucradas.

Sus expectativas estaban basadas en ciencia basura.

Expectativas alimentadas por el frenesí irresponsable de algunos medios de comunicación basado en el miedo a comprometer la salud.

No obtuvieron compensación de las empresas farmacéuticas por lo que examinando las acciones de sus antiguos abogados y asesores médicos, llegaron a una conclusión:

Demandar a los abogados Hodge Jones & Allen por su:

“Enriquecimiento injusto como oficiales de la corte al litigar una demanda desesperada financiada por la asistencia legal por la cual solamente usted se benefició”.

Hodge Jones & Allen niega negligencia ya sea en el momento de la emisión de los procedimientos o en el procedimiento de la evidencia disponible.

El bufete de abogados dijo:

“La sugerencia de que Hodge Jones y Allen manejen un caso desesperado a sabiendas de que vamos a perder no tiene ningún sentido y es completamente contraria a nuestros principios y ética.

Sugerir que tomamos fondos de asistencia legal para investigar el caso sabiendo que era inútil en 1998 y 1999 es completamente falso.

En ese momento, los méritos del caso no estaban claros.

Las familias y el Dr. Andrew Wakefield afirmaron firmemente la relación entre la vacuna y el autismo y en vista del gran número de casos y la gravedad de la enfermedad, era correcto que se realizaran investigaciones.

La junta de asistencia legal estaba feliz de financiar estas investigaciones “.

No es por disculpar a los abogados, solamente hacían su trabajo, alguien tenía que defender a los padres de familia.

Y tenían que cobrar.

En junio de 2006, el Consejo de Medicina General confirmó que celebrarían una audiencia disciplinaria en contra del Dr Andrew Wakefield.

Se reunieron para tratar el asunto por primera vez el 16 de julio de 2007.

Aquí el informe de ese día.

Se consideraron los casos del Dr. Andrew Wakefield, el Profesor John Angus Walker-Smith y el Profesor Simon Harry Murch.

Todos enfrentaron cargos de mala conducta profesional grave. 

El Consejo de Medicina General examinó, entre otros puntos éticos, si el Dr Andrew Wakefield y sus colegas obtuvieron las aprobaciones requeridas para las pruebas que realizaron en los niños.

Los cargos de manipulación de datos que surgieron después de que se preparó el caso, no fueron cuestionados en las audiencias. 

Los registros hospitalarios originales de los niños diferían en aspectos importantes de las descripciones del artículo de The Lancet .

Mientras que el documento indicaba que, en la mayoría de los casos, los síntomas se desarrollaban pocos días después de la vacunación, los registros indicaban que esto era cierto solo para un niño .

Los registros de los niños también indicaron que cinco de los niños tenían problemas psicosociales antes de la vacunación, pero el documento los describió como :

“De desarrollo normal”.

En el artículo publicado describió resultados anormales de patología intestinal en los niños, pero los informes de patología del hospital no mostraron hallazgos de inflamación.

El Consejo de Medicina General hizo hincapié en que no estaría evaluando la validez de teorías científicas en competencia sobre la vacuna MMR y el autismo

El Consejo Médico General alegó que el trío actuó de manera poco ética y deshonesta en la preparación de la investigación sobre la vacuna MMR

También se alegó que 11 niños fueron sometidos a una serie de pruebas invasivas, que incluyen colonoscopias, punciones lumbares, pruebas de sangre y orina y exámenes de resonancia magnética.

Esto era contrario a sus mejores intereses clínicos y el Dr. Andrew Wakefield no tenía las :

“Calificaciones pediátricas requeridas”

Ni buscó la aprobación correcta para las pruebas, la hoja de cargos continuó.

El Dr. Andrew Wakefield y el profesor Walker-Smith también están acusados ​​de actuar :

“Deshonestamente e irresponsablemente”

Al no revelar en el artículo de Lancet el método por el cual reclutaron pacientes para su inclusión en el estudio.

Y debido a que Andrew Wakefield tomó sangre de niños en la fiesta de cumpleaños de su hijo, a los cuales les pagó 5 libras, el día 20 de marzo de 1999.

Otra de las acusaciones clave contra el Dr. Andrew  Wakefield es que en ese momento se le pagaba por asesorar a los abogados sobre acciones legales por parte de padres que creían que la vacuna MMR había dañado a sus hijos.

Los tres médicos que  trabajaban en la escuela de medicina del Royal Free Hospital en Londres,  también están acusados ​​de realizar el estudio sobre una base que no fue aprobada por el comité de ética del hospital.

Un ejemplo es que algunos de los niños pueden no haber calificado para el estudio en función de sus síntomas de comportamiento.

Ellos negaron las acusaciones. 

El 28 de enero de 2010, el panel del Consejo Médico General emitió su decisión sobre los hechos del caso:

Se descubrió que Andrew Wakefield había actuado de manera:

“Deshonesta e irresponsable”

Y que había actuado con :

“Insensible desprecio”

Respecto a los niños involucrados en su estudio, se concluyó que se les habían realizando actividades innecesarias e invasivas.

Todo el ensayo se llevó a cabo incorrectamente sin la aprobación de un comité de ética independiente.

Es un principio fundamental en pediatría que ningún niño debe ser sometido a más de un análisis de sangre a menos que sea necesario para su tratamiento.

Pero Andrew Wakefield propuso un aluvión de procedimientos invasivos.

El contrato de Andrew Wakefield era para

“Gastroenterología experimental”

Y no se le permitía tratar a niños, pero ordenó pruebas y procedimientos que no eran necesarios para su salud.

Para probar la teoría de Andrew Wakefield, los niños recibieron punciones lumbares en la columna vertebral, colonoscopias y comidas de bario, todos procedimientos significativos.

Se inscribieron niños que no cumplían con los estrictos criterios de ingreso al ensayo y que no procedían de un médico de cabecera que los derivaba porque necesitaban tratamiento.

Los primeros niños fueron canalizados por el sitio antivacunas JOBS.

Respecto a las ganancias.

Andrew Wakefield tenía múltiples conflictos de interés no declarados .

El Dr. Andrew Wakefield patentó en 1997 una vacuna contra el sarampión que tendría éxito si la vacuna combinada se retirara o desacreditara.

En el mes de febrero de 1998, el mismo mes que publicó su artículo en el periódico The Lancet, el Dr Andrew Wakefield solicitó un permiso ético para realizar una prueba de una nueva vacuna potencial contra el sarampión y estableció una compañía que la produciría y vendería llamada :

Immunospecifics Biotechnologies Ltd.

El padre de uno de los niños que había visto con problemas de desarrollo y enfermedad intestinal sería el director general.

Andrew Wakefield probó la nueva vacuna en el niño, sin mencionarlo en las notas médicas ni decirle al médico de cabecera del niño.

No dijo que los £ 55,000 para el estudio procedían de la junta de asistencia legal y le fueron entregados en 1996 como pago inicial de su trabajo.

El dinero se lo entregaba Richard Barr, un abogado que quería pruebas para demandar a los fabricantes de vacunas en nombre de los padres de niños con autismo.

Era un claro conflicto de intereses y debería haber sido declarado.

También se descubrió que había arreglado de manera poco ética que los amigos de su hijo le extrajeran muestras de sangre durante su fiesta de cumpleaños, por lo que les pagó £ 5 cada uno.

El Consejo Médico General consideró que el profesor John Walker-Smith y el doctor (ahora profesor) Simon Murch compartían la responsabilidad de la conducta ética del ensayo, aunque se dice que ninguno de los dos actuó de manera deshonesta.

El Consejo Médico General comentó que el Dr. Andrew Wakefield había burlado las reglas en pos de su teoría y sus ganancias.

Los tres médicos fueron vueltos a citar para el mes de abril.

Ese día el Consejo Médico General decidiría si son culpables de falta profesional grave, lo que podría terminar en que uno o más de ellos fueran despojados de su licencia para ejercer la medicina.

Terminaron diciendo que el Dr. Andrew Wakefield mostró un:

Desprecio cruel por la angustia y el dolor que los niños pueden sufrir”.

En respuesta a la investigación y los hallazgos del Consejo Médico General, los editores de The Lancet anunciaron el 2 de febrero de 2010 que :

“Retiran completamente este documento del registro publicado”

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Podemos leer claramente en su página que se retractaron de la publicación:

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Aquí la forma en que aparece actualmente el reporte del Dr. Andrew Wakefield publicado en 1998.

Retracted.

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El padre del niño número 11 le agradeció a la revista Lancet que el artículo fuera retirado y el estudio desacreditado y también Pub Med publicó algo al respecto.

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Un artículo también el 2 de febrero de 2010 publicado en el British Medical Journal explicó cómo el proceso de recopilación de información precisa para contrarrestar las afirmaciones de Dr. Andrew Wakefield llevó años y el daño que había ocasionado:

¨Una revista académica no es una colección de páginas en blanco en las que los autores inscriben datos científicos importantes a medida que los descubren. 

Más bien, la ciencia se hace y se conforma a medida que los autores consideran las áreas declaradas de interés, los factores de impacto y las instrucciones para los autores de las revistas candidatas para su trabajo y como los documentos que presentan aclaran los obstáculos sucesivos de la selección de elegibilidad, la selección de revisores pares, la respuesta Comentarios de revisores, aprobación estadística, edición técnica y distribución de comunicados de prensa. 

Una gráfica que muestra primero una caída precipitada en las tasas de inmunización en el Reino Unido y luego un aumento correspondiente en la incidencia de sarampión se reprodujo posteriormente en las hojas generales (y en al menos un programa de estudios de biología GCSE) como un símbolo icónico de la mala ciencia.

En un informe de abril de 2010 del British Medical Journal,  Brian  Deer amplió la información sobre lo ocurrido en el laboratorio, relatando cómo los resultados histopatológicos clínicos normales generados por el Royal Free Hospital se cambiaron más tarde en la escuela de medicina a resultados anormales, publicados en The Lancet .

El 24 de mayo de 2010, fue el día del veredicto.

El veredicto siguió a 217 días de deliberación, lo que lo convirtió en el caso disciplinario más largo en los 152 años de historia de Consejo Médico General.

El Consejo Médico General encontró al Dr. Andrew Wakefield culpable de falta profesional grave por la forma en que llevó a cabo su polémica investigación.

Al emitir el veredicto sobre las sanciones, el Dr. Surendra Kumar, presidente del panel, dijo que el Dr. Andrew Wakefield había :

“Deshonrado a la profesión médica”

Y que su comportamiento constituía:

“Múltiples casos separados de falta profesional grave”.

El panel del jurado constituido por el Consejo Médico General encontró al Dr Andrew Wakefield culpable de falta profesional grave, por cuatro cargos de falta de honradez y 12 por abuso de niños con discapacidades de desarrollo entre otros.

Ordenó que se eliminara del registro médico.

El Dr. Surendra Kumar también explicó el razonamiento para eliminar del registro médico al Dr. Andrew Wakefield.

“El panel concluyó que es la única sanción que es adecuada para proteger a los pacientes y es de interés público más amplio, incluido el mantenimiento de la confianza pública en la profesión,  es proporcional a los hallazgos serios y de gran alcance hechos en su contra.  “

El Dr. Andrew Wakefield siempre ha afirmado que las acusaciones contra él eran :

“infundadas e injustas”.

Por otro lado, el profesor Walker-Smith, quien ha estado retirado durante los últimos 10 años, fue declarado culpable de mala conducta profesional y se eliminó su registro  pero esa decisión se revocó en una apelación ante el Tribunal Superior en 2012.

El Tribunal Superior criticó:

“Una serie de conclusiones erróneas del panel disciplinario y su razonamiento inadecuado y superficial”.

El profesor Murch fue declarado no culpable de falta profesional grave a pesar de no haber una aprobación ética para la investigación.

Al explicar esta decisión, el Dr. Surendra Kumar dijo que tuvo en cuenta el hecho de que el profesor Murch dejó de realizar pruebas en niños para el estudio porque no creía que fueran necesarias.

Al anunciar los veredictos finales, Surendra Kumar, presidenta del panel de aptitud física de Consejo Médico General, dijo que el Dr. Andrew Wakefield había sido:
“Irresponsable”, “engañoso” y “deshonesto”
En la forma en que llevó a cabo y presentó el estudio, que implicó llevar a cabo pruebas innecesarias e invasivas en niños sin permiso oficial.
“El panel está profundamente preocupado porque el Dr. Wakefield violó repetidamente los principios fundamentales de la investigación de medicamentos,
Se llegó a la conclusión de que sus acciones solo en esta área eran suficientes para constituir una falta profesional grave”.
El panel dijo que la decisión de quitarle el permiso para ejercer al  Dr. Andrew Wakefield fue la :
” Única sanción que es apropiada para proteger a los pacientes y es de mayor interés público, incluido el mantenimiento de la confianza pública en la profesión [médica]”.
En conclusión:
El estudio fue realizado en pacientes altamente seleccionados.
Los estudios no tenían controles, fueron sesgados y no fueron diseñados para probar la etiología o el daño.
Hubo múltiples fuentes potenciales de sesgo.
Por ejemplo, la asociación entre la vacunación y el autismo se basó principalmente en el recuerdo de los padres:
Es probable que los padres vinculen los cambios en el comportamiento con eventos memorables como la vacunación, lo que introduce un sesgo de “recuerdo”.
Tal análisis de series de casos no puede determinar los vínculos causales.
Además, el inicio de la vacunación con autismo y MMR puede parecer asociado a tiempo porque la edad promedio a la que los padres informan sobre el desarrollo del niño es de 18 a 19 meses y la mayoría de los niños recibe la vacuna antes de cumplir dos años.
El Dr. Andrew Wakefield dijo:

“Los esfuerzos por desacreditarme y silenciarme a través del proceso Consejo Médico General han proporcionado una pantalla para proteger al gobierno de la exposición al escándalo de la vacuna MMR”.

Le dieron 28 días para apelar el veredicto en el Tribunal Superior.
Nunca lo hizo.
Y obviamente hasta el día de hoy, no importa el día que leas la presente publicación, no a podido probar su dicho.

La revista British Medical Journal publicó 6 de enero de 2011 el primero de una serie de artículos sobre las investigaciones realizadas por Brian Deer sobre el caso.

En dicho artículo se exponen los datos falsos de las afirmaciones que lanzaron un susto mundial sobre la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola.

Revela cómo la apariencia de un vínculo con el autismo se fabricó en una escuela de medicina de Londres.

Al mirar los registros y entrevistar a los padres, Brian Deer descubrió que para los 12 niños en el estudio de Andrew Wakefield, se habían modificado los diagnósticos o se habían cambiado las fechas para adaptarse a la conclusión del artículo. 

Andrew Wakefield informó de un:

“Nuevo síndrome como un evento precipitante aparente”.

Pero de hecho:

Tres de nueve niños informados con autismo regresivo no tuvieron diagnóstico de autismo en absoluto.

 Sólo un niño tuvo autismo regresivo.

A pesar de que el documento afirmaba que los 12 niños eran “previamente normales”, cinco tenían problemas de desarrollo preexistentes.

Se informó que algunos niños experimentaron los primeros síntomas de comportamiento a los pocos días de la vacuna MMR, pero los registros documentaron que estos comenzaron algunos meses después de la vacunación.

En nueve casos, los resultados histopatológicos colónicos poco notables, que observaron que no hubo fluctuaciones mínimas en las poblaciones de células inflamatorias, se cambiaron después de una “revisión de la investigación” de la facultad de medicina a “colitis no específica”

Se informó que los padres de ocho niños culparon a la vacuna MMR, pero en realidad las 11 familias hicieron esta alegación en el hospital.

La exclusión de tres acusaciones,  dieron pie a crear la apariencia de un vínculo.

Los pacientes fueron reclutados a través de activistas contra la vacuna MMR.

El estudio se encargó y financió para un litigio planificado.

Continuando con la serie, la revista British Medical Journal del 11 de enero de 2011revela un plan secreto para recaudar grandes sumas de dinero de una campaña, lanzada en una escuela de medicina de Londres, que afirmaba los vínculos entre la vacuna MMR, el autismo y la enfermedad intestinal.

El plan era beneficiarse por las nuevas pruebas médicas y pruebas impulsadas por litigios.

Brian Deer dijo que, basándose en los documentos que obtuvo en virtud de la legislación sobre libertad de información, desde febrero de 1996, siete meses antes de la admisión del niño 2, Andrew Wakefield había sido contratado por un abogado llamado Richard Barr, que esperaba presentar una demanda contra los fabricantes de vacunas.

El abogado estaba ligado al grupo antivacunas JABS ( Justice, Awareness & Basic Support).

Resultado de imagen para Justice, Awareness and Basic Support

“Las siguientes son señales que debe buscar”.

Escribió Richard Barr en un boletín informativo a sus clientes de reclamos de vacunas, en su mayoría de padres de niños con trastornos cerebrales, enlistados en los medios de comunicación, que dan una lista de los síntomas comunes de la enfermedad de Crohn.

Si su hijo ha sufrido todos o alguno de estos síntomas, ¿podría ponerse en contacto con nosotros y puede ser apropiado ponerlo en contacto con el Dr. Wakefield?

Brian Deer informó que Andrew Wakefield predijo que :

“Podría ganar más de $ 43 millones al año con los kits de diagnóstico”

Para la nueva afección, la enterocolitis autista .

Las ganancias anuales previstas provendrían de los kits de mercadeo para :

“Diagnosticar a los pacientes con autismo”

Y

“El mercado inicial para el diagnóstico será la prueba de litigios de pacientes con enterocolitis autista.

Así también afirmó que la empresa tendría éxito en la comercialización de productos y en el desarrollo de una vacuna de reemplazo si :

“La confianza pública en la vacuna MMR estaba dañada¨

Todo lo anterior se encontraba en un borrador de 11 páginas de un esquema detrás del susto de la vacuna, presentado el 4 de septiembre de 1996.

El documento se tituló :

“Reunión de inventor / escuela / inversionista¨

Basado en una patente que Andrew Wakefield había presentado en 28 marzo de 1995, en la cual afirmaba que:

 La enfermedad de Crohn o la colitis ulcerativa se pueden diagnosticar al detectar el virus del sarampión en el tejido intestinal, productos intestinales o fluidos corporales”.

Propuso comenzar una compañía que podría obtener grandes ganancias de las pruebas de diagnóstico viral viral.

Predijo un volumen de negocios de Gran Bretaña y América de hasta £ 72.5 millones al año.

“En vista de los servicios exclusivos ofrecidos por la compañía y su tecnología, particularmente para el diagnóstico molecular”, señala el documento, “los ensayos pueden obtener precios altos”.

Para que la empresa tuviera éxito:

“Debía ser lanzada a espaldas de la amenaza de la vacuna, diagnosticando un ‘nuevo síndrome’ presunto, y aún sin fundar,”

Comprendía enfermedades cerebrales e intestinales, que, después de que la enfermedad de Crohn no se detectó en ninguno de los niños del estudio, se inventó una nueva enfermedad a la que se le denominó:

“Enterocolitis autista

Con el paso del tiempo presentaron una propuesta de 13 páginas para iniciar un negocio conjunto con la escuela.

Se centraría en una nueva compañía, Immunospecifics Biotechnologies Ltd, que apunta no solo a producir una prueba de diagnóstico, como se propuso en un inicio, sino también a:

“Inmunoterapia y vacunas”

El comercio debía ser liderado por Carmel Healthcare Ltd, llamada así por la esposa de Andrew Wakefield.

“Se estima que el mercado inicial para el diagnóstico será la prueba de litigios en pacientes con AE [enterocolitis autista] tanto en el Reino Unido como en los Estados Unidos.”

 Su objetivo era recaudar £ 700 000 iniciales de los inversores y prever ingresos extraordinarios.

 “Se estima que para el tercer año, los ingresos de estas pruebas podrían ser de alrededor de £ 3 300 000 que ascienden a alrededor de £ 28 000 000 a medida que se inician las pruebas de diagnóstico para apoyar los regímenes terapéuticos”.

Carmel Healthcare Ltd, se registró en la República de Irlanda en febrero de 1999.

En ese mismo día el Dr. Andrew Wakefield también se convertiría, junto al patólogo de Dublín, John O’Leary, en director de otro negocio.

Unigenetics Ltd.

Después de que Andrew Wakefield presentara un informe confidencial a la Junta de Ayuda Legal, se otorgaron a Unigenetics Ltd. la cantidad de £ 800 000 del dinero de los contribuyentes para realizar pruebas de reacción en cadena de polimerasa en tejido intestinal y muestras de sangre de niños.

De ese dinero Andrew Wakefield obtendría el 37%, y el padre del niño 10 22.2%. el capitalista de riesgo obtendría 18%, Pounder 11,7% y O’Leary 11,1%.

Aquí había otro sorprendente conflicto de intereses, pero Andrew Wakefield había dejado en claro sus expectativas.

“La Compañía se esforzará por garantizar que los miembros principales de su equipo directivo y científico estén adecuadamente incentivados por la asignación de capital y opciones de acciones”.

Carmel Healthcare Ltd tenía su base en el Hospital de Mujeres de Coombe, Dublín, donde se pagaba dinero de la junta de asistencia legal para un laboratorio.

Todos los esfuerzos del departamento de relaciones públicas iba dirigido a dos audiencias “objetivo”:

“Grupos de padres y abogados que representan a las personas afectadas”

Y,

“Grandes compañías farmacéuticas”.

Se continuó informando que:

“Una vez que se publique el trabajo del profesor O’Leary y el Dr. Wakefield, ya sea a fines de 1999 o principios de 2000, se proporcionará evidencia inequívoca de la presencia del virus del sarampión derivado de la vacuna en muestras de biopsia”

“El público y la presión política para una investigación exhaustiva y amplia sobre la etiología de las condiciones del intestino será abrumadora.

“Como consecuencia de las presiones públicas, políticas y legales ejercidas, la demanda de un diagnóstico capaz de discriminar entre cepas de sarampión¨

La empresa no pudo iniciarse después de que los superiores de Andrew Wakefield en la escuela de medicina de la University College London expresaron su preocupación en 1999 sobre un :

“Serio conflicto de intereses entre su investigación y la compañía creada para lanzar su nuevo producto.-

“Esta preocupación surgió originalmente porque el plan de negocios de la compañía parece depender de la publicación prematura y científicamente injustificada de los resultados, que no se ajustan a los rigurosos estándares académicos y científicos que generalmente se esperan”

Andrew Wakefield abandonó la universidad en 2001 y su ex jefe comentó que la escuela:

“Le pagó para que se fuera”.

La universidad le ofreció un año de ausencia remunerada y le ayudó a replicar su investigación original con un grupo más numeroso de 150 niños en nombre de:

“Buenas prácticas científicas”.

El estudio de seguimiento nunca se realizó y ninguna otra investigación ha duplicado los supuestos hallazgos originales de Andrew Wakefield.

Que partiendo de una teoría científica.

Terminó en teoría de conspiración.

De esas teoría de conspiración que hacen un mal.

Perjudiciales.

Que junto con los autores de otras teorías de conspiración nefastas, deberían ser castigados con cárcel.

No por haber inventado una teoría de conspiración o por ser maligna.

Sino por el hecho de seguir fomentándolas.

A pesar de no existir evidencia.

Ya que lo cierto es que en los primeros años de la declaración de Andrew Wakefield la aplicación de la vacuna decayó.

Los padres dejaron de vacunar a sus hijos.

A los cuales se les olvidó una cuestión.

Para brindar protección a toda la comunidad, la tasa de vacunación debe ser del 95%.

La tasa bajó a 82% en 2003.

En el 2005 fue 80 %.

Lo anterior ocasionó que no se cumplieran con las regulaciones dentro de las cuales se requiere la inmunización como condición para ingresar a la escuela.

Y también ocasionó un aumento en los contagiados.

Una estrategia que seguían algunos padres al no vacunar a sus hijos es que se basaban en el calculo que, al no inmunizar a su hijo, podría evitar el riesgo (aunque sea pequeño) de reacciones adversas y aprovechar la inmunidad de rebaño que resulta del hecho de que más del 90% de los padres decidieron tomar el riesgo de inmunizar a sus hijos.

Por supuesto, esta estrategia solo funciona siempre que solo una pequeña minoría de padres la adopte.

 Cuando el 20% o más de los padres no les están aplicando a sus hijos la vacuna MMR,  sumarse a este número solo aumenta el riesgo (de sarampión, etc. ) para su hijo y para otros niños.

Lo cual se vio reflejado en las estadísticas.

En 1998, año en que salió el reporte, hubo 56 casos confirmados de sarampión en el Reino Unido; en 2006 había 449 en los primeros cinco meses del año, con la primera muerte desde 1992; casos ocurridos en niños inadecuadamente vacunados.

Los casos de paperas comenzaron a aumentar en 1999 después de años de muy pocos casos, y para 2005 el Reino Unido estaba en una epidemia de paperas con casi 5000 notificaciones solo en el primer mes de 2005.

Los casos de sarampión y paperas continuaron en 2006, con tasas de incidencia 13 y 37 veces mayores que los niveles respectivos de 1998.

En 2008, por primera vez en 14 años, el sarampión fue declarado endémico en el Reino Unido, lo que significa que la enfermedad se mantuvo dentro de la población; esto se debió a las bajas tasas de vacunación con MMR de la década anterior, que crearon una población de niños susceptibles que podrían contagiar la enfermedad.

Grafico

Se empezaron a prender focos rojos.

Es cierto que cada individuo tiene el derecho a decidir sobre si se debe o no vacunar a su hijo.

Es básicamente un juicio en el que los beneficios y riesgos se encuentran en una balanza.

En tiempos pasados era fácil decidir.

El riesgo a contraer una de las cinco enfermedades infecciosas con mayor incidencia y mortalidad a lo largo del siglo XX, la Tuberculosis, las infecciones intestinales, la neumonía, la gripe y el sarampión era significativo y las consecuencias de la infección eran graves.

Así que ese riesgo de que surgieran complicaciones por la vacuna se consideraba como uno que vale la pena tomar.

Y funcionaron.

El problema con el rechazo a la vacuna MMR es que a medida que esas enfermedades que antes eran graves se han vuelto poco comunes, cada vez se estudia más las efectos adversos, por raros que sean.

Ya a nadie le importa el verdadero objetivo de la vacuna.

Que es claro que tendrá afectos secundarios adversos.

Cada cuerpo es diferente.

Reacciona diferente.

Por el cual en caso de que una proporción significativa de la población opte por no recibir la inmunización, el riesgo de que las viejas enfermedades vuelvan inevitablemente aumenta.

Respecto al hijo del Tony Blair, declaró:

“La sugerencia de que el gobierno está aconsejando a los padres que reciban la vacuna MMR mientras nos abstenemos deliberadamente de darle a nuestro hijo el tratamiento porque sabemos que es peligroso, es ofensivo”

Para que conste, Cherie y yo apoyamos totalmente el consejo, como hemos dicho constantemente. 

No es cierto que creamos que la vacuna MMR es peligrosa o que creemos que es mejor tener inyecciones separadas o que está vinculada al au_+tismo. 

Por el contrario, la vacuna, que se usa en todo el mundo, ayuda a prevenir la propagación de enfermedades que, si se contraen, pueden causar daños muy graves a los niños “.

El público puede confiar en la evidencia “abrumadora” de que no había un vínculo entre el jab MMR y el autismo. “

Pasaron siete años antes de que Cherie Blair, en su autobiografía, confirmara que ese era el caso.

“Es justo decir que estaba en dos mentes.

Yo vacuné a Leo, entre otras cosas porque es irresponsable no hacerlo.

No hay ninguna duda de que la incidencia de la enfermedad aumenta si las vacunas disminuyen y recibió su vacuna MMR dentro del Tiempo recomendado.

Sin embargo, insistí en que no le daría el capítulo y el verso a la prensa.

No tenían ningún derecho y sentaría un mal precedente “.

A partir de 2010 no hay vacunas únicas para el sarampión, las paperas y la rubéola autorizadas para su uso en el Reino Unido.

Tal vez el optar por la vacuna MMR en tres inyecciones para separar sus componentes tenga poco sentido.

Dicen los antivacunas que el componente de sarampión de la vacuna MMR es la que causa de una enfermedad inflamatoria intestinal que conlleva al autismo.

Lo cual puede ser cierto.

Mas hay que preguntarse:

¿Por qué la vacuna separada contra el sarampión no debería asumir los mismos riesgos?

Hay otros que opinan que la combinación de tres vacunas de una sola vez es la que provoca daños en el sistema inmunitario infantil.

Sin evidencia de que este sea el caso.

Tampoco hay ninguna base científica para ningún intervalo en particular entre las tres vacunas separadas.

El Dr. Andrew Wakefield sugiere 12 meses; Algunas clínicas les dan 6 meses o 6 semanas de diferencia.

Aquí las vacunas y las edades recomendadas.

Nadie vacunado ...

Algunos de la población vacunada ...

Mientras que los beneficios de las vacunas separadas son nebulosos, los peligros son claros.

Por todo el tiempo que se demore el programa completo de inmunizaciones, el niño es vulnerable a la infección.

Si los niños reciben una inyección cada 12 meses desde su primer cumpleaños, tendrán tres antes años en peligro antes de estar completamente protegidos.

Hay que tomar en cuenta que cuando los padres optan por administrar a sus hijos la vacuna MMR en forma de vacunas por separado, esto dejará a todos estos niños sin protección por más tiempo y como algunas citas clínicas se pierden, pueden dejar a algunos sin protección para siempre.

Los padres con niños pequeños han tenido que equilibrar el riesgo de que la vacuna pueda causar autismo contra el riesgo de que, si la pierden, podrían contraer el sarampión (y sus complicaciones) o las paperas y la rubéola (aunque esto es menos preocupante).

Muchos sostienen la teoría de la vacuna MMR y la apoyan en otra teoría de conspiración que dice :

Que tienen metales pesados que los niños no saben absorber, que su cuerpo no lo sabe absorber o por la razón que sea.

En los Estados Unidos los padres tienen otra teoría de conspiración, también culpan a las vacunas por causar autismo, pero se centran en las vacunas que contienen timerosal conservante a base de mercurio (que se incluye en la vacuna contra la difteria, el tétanos y la tos ferina (DTP), pero no en la MMR.

Teoría también basada en opiniones y no en científicas.

Pero esa es otra historia.

Difundir este tipo de opiniones, que como se ha demostrado son falsas, es una muestra de irresponsabilidad e ignorancia, ya que esto confunde a la población y pone en peligro las coberturas de vacunación.

Las pseudociencias tienen un peligro altísimo.

Mas a pesar de las seguridades de varios organismos de salud de que el estudio de Andrew Wakefield fue seriamente defectuoso, todavía tiene muchos seguidores entre los padres preocupados por un aumento en las tasas de autismo en el Reino Unido y sobretodo en los Estados Unidos.

Andrew Wakefield es ahora el Director Ejecutivo del centro de autismo de Thoughtful House en Texas,en los Estados Unidos que recibe millones de dólares en donaciones cada año.

Es increíble hasta dónde a llegado la locura y ambición de un solo hombre.

Igual de increíble o tal vez más, lo es el hecho de que después de 20 años siga el mismo miedo.

Los medios tendenciosos, que carecen de credibilidad afuera del circulo de los teóricos de la conspiración, crearon el engaño dela vacuna MMR y lo siguen manteniendo.

Alegando que el estudio de Andrew Wakefield tiene más credibilidad de la que se le proporciona.

Sin proporcionar ellos la información completa para que la persona pueda hacer su propio análisis de la situación.

Es por eso que no nos debe de parecer sorprendente la manera en la que el informe llegó a ser tan conocido.

En aquel 1988 el estudio y la conferencia de prensa se trataron en realidad de forma bastante moderada y también de forma bastante escasa.

The Guardian y The Independent publicaron la historia en sus portadas, pero el Sun la ignoró por completo y el Daily Mail, apenas comentaron discretamente en las paginas interiores.

Algo que se esperaba.

Una escasa publicidad.

El estudio en sí es bastante trivial, solamente es un :

Informe de serie de casos”

Esos casos son un total de 12 personas, esencialmente una recopilación de 12 anécdotas clínicas.

Para cosas tan comunes como la vacuna MMR y el autismo, encontrar a 12 personas con ambas es totalmente irrelevante.

Es como relacionar la vacuna MMR y el homosexualismo, encontrar a 12 personas con ambas es totalmente irrelevante.

Se sabe que ambas situaciones provienen de la genética no de una causa externa.

Eso no es un secreto.

Y hay que aceptarlo.

Lo que también se debe de aceptar es que siempre hay un riego al tomarte una medicina o al ponerte una vacuna.

No importa la edad que tengas o el medicamento aplicado.

De hecho la Academia Nacional de Medicina, parte de la Academia Nacional de Ciencias, dice que las vacunas no están libres de efectos adversos:

“Pero la mayoría son muy raras o muy leves”.

Eso tampoco es un secreto.

En otro orden de ideas,

Obviamente no se puede culpar solamente a los medios tendenciosos de comunicación de que el informe de Andrew Wakefield siga circulando como verdadero.

Una contribución importante a la controversia sobre la vacunación con MMR provino de padres de niños autistas, algunos de los cuales rechazan la idea de que este trastorno es una desgracia genética aleatoria e insisten en que es, al menos en parte, el resultado de alguna alteración medica.

Y no se puede pensar de otra manera cuando es nuestro hijo del que se habla.

Y se debe de entender esa reacción como padres.

Cuando un niño, que parecía estar desarrollándose normalmente hasta los 18 meses o más, comienza a manifestar las características distintivas del autismo, es comprensible que los padres lo atribuyan a algún evento externo.

Dado que la vacuna MMR se administra habitualmente después del primer cumpleaños de un niño, no es sorprendente que, en algunos casos, parezca que las características autistas aparecieron por primera vez poco después de recibirla.

La intuición de que la vacuna MMR podría causar autismo está respaldada por dos percepciones.

 La primera es que un patrón de regresión después de un período de desarrollo aparentemente normal es una forma novedosa, o al menos mucho más común, de presentación del autismo.

La segunda es que estamos experimentando una ‘epidemia de autismo‘, que un trastorno una vez raro se ha generalizado repentinamente, y que esto ha tenido lugar en el período desde que se introdujo la MMR en Gran Bretaña en 1988.

De hecho, una investigación posterior confirma que ninguna de las dos percepciones pueden ser sostenidas.

Se ha encontrado que el patrón de regresión ocurre en aproximadamente un tercio de los casos de autismo en numerosos estudios durante el último medio siglo, mucho antes de la vacuna MMR

 No hay evidencia de que esta proporción haya aumentado en los últimos años.

Si bien la controversia continúa rodeando la explicación del aumento en la prevalencia del autismo, la mayoría de las autoridades creen que puede atribuirse en gran medida a una mayor conciencia de la condición entre los profesionales y el público.

Así también al ensanchamiento de las categorías de diagnóstico ya que el espectro de las capacidades cognitivas que anteriormente no se incluían hoy se ponían en la estadística de autismo.

Si bien se comprende ese pensamiento de que la vacuna MMR es la culpable.

Hay que ser ecuánimes.

También hay niños autistas que nunca han sudo vacunados.

Me recuerda una anécdota vivida hace ya varias décadas.

Conocí a un cuadripléjico.

Fuimos amigos por muchos años.

Siempre me contaba sucesos de su vida cuando caminaba.

Un día le pregunté su pensar respecto a su condición y me dijo:

¨Odio no poder caminar ni mover los brazos pero en la vida pasan muchas cosas y ésto a alguien le tenía que pasar y me tocó a mi.

Algunos ganan la lotería.

Otros tienen menos suerte.

Así es la vida.

¿Qué tenemos entonces?

Este no es el lugar para ahondar en el universo del autismo y sus causas.

Pero más allá de ese misterio, se sigue defendiendo el estudio del Dr Andrew Wakefield incluso después de que la revista  The Lancet publicara la retractación de 10 de los 12 autores originales del estudio y que la propia revista también se retractara.

Desde que existen las vacunas, existen los antivacunacionistas.

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La diferencia es que antes las verdaderas noticias ocupaban los titulares.

Hoy y con la ayuda de la televisión y la Internet, algunos medios de comunicación, con el apoyo de varios activistas prominentes y numerosos grupos locales, están acostumbrados a influir en la opinión pública y distraer la atención de la evidencia científica.

Cualquier noticia la hacen verdad.

Sobretodo cuando esa verdad va dirigida a personas que por lo general tienden a la completa desconfianza del gobierno y los fabricantes.

El pensamiento conspirativo.

El negacionismo que los lleva a fallas de razonamiento.

Así como el hábito de sustituir las anécdotas emocionales por datos.

Razón por la cual hay personas incapaces de comprender e incorporar los conceptos de riesgo y probabilidad en la toma de decisiones fundamentadas en la ciencia.

Así también algunos de ellos confían en las  terapias biomédicas no ortodoxas.

Los defensores de este enfoque no niegan una contribución genética al autismo pero se centran en factores ambientales, mecanismos bioquímicos e inmunológicos y tratamientos con vitaminas y minerales, hormonas (secretina), terapias inmunológicas y dietas de exclusión (especialmente sin gluten, sin caseína).

Es justo decir que ni las teorías ni las terapias del movimiento biomédico no ortodoxo han sido científicamente validadas.

Hay otros que para fundamentar sus creencias usan mentiras deliberadas, intimidación, datos falsificados y amenazas de violencia.

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Sin embargo todos los antivacunas tienen algo en común:

Desacreditan los hallazgos de la ciencia con solo decirlo.

El dicho mata al hecho.

Nunca se ha presentado ninguna evidencia de un vínculo, más allá de registrar la convicción de algunos de los padres de que había una cadena de causalidad propuesta solo  por analogía y especulación.

Para ellos no hay necesidad de evidencia.

El problema es que la evidencia si importa y sobre todo en el caso de la vacuna MMR.

No se puede andar con bromas respecto a ese tema.

Estas personas que dicen estar actuando en el mejor interés de sus hijos.

La realidad es que están poniendo en peligro a toda la sociedad.

Dicen que las vacunas no son tan eficaces en la prevención de la enfermedad.

La realidad es que se salvan las vidas de millones de niños todos los años gracias a la vacunación  y se pierden 2 millones de vidas de los noños que mueren cada año a causa de enfermedades que pudieron ser evitadas por vacunación.

Dicen que que si los niños de otras personas son vacunadas, no hay necesidad de que sus hijos sean vacunados.

La realidad es que las vacunas no siempre son 100% eficaces, por lo que es posible que un niño vacunado pueda infectarse si todavía está expuesto a la enfermedad.

Peor aún, hay algunas personas que no pueden recibir las vacunas, ya que son inmunodeficientes o porque son alérgicos a algún componente.

Estas personas dependen de la inmunidad de grupo para protegerse.

Las vacunas que recibimos también protegen a todos los que nos rodean.

La inmunidad del rebaño determina que si la mayoría de las personas son inmunes a una enfermedad, es poco probable que alguien se enferme e infecte a alguien en el rebaño, incluidos aquellos que están desprotegidos.

Aquí podemos apreciar lo que sucede cuando no hay nadie vacunado dentro de la inmunidad del rebaño.

Empieza la enfermedad y la mayoría se contagia.

Azul es no vacunado y saludable.

Amarillo vacunado y saludable.

Rojo no vacunado y contagiado.

El artículo de la revista ...  En 1998, un cirujano británico, el Dr. Andrew Wakefield, publicó un artículo en The Lancet con 12 coautores ...

Cuando algunos se encuentran vacunados.

La verdad sobre los niños ...  De los 11 niños reportados con colitis, solo 3 lo hicieron, según el expediente médico ...

Cuando la mayoría se encuentra vacunado.

Y se pone peor ...  Resulta que en 1994, un grupo anti-vacunado con base en Gran Bretaña, JABS, afirmó que la vacuna MMR ...

Las personas que eligen no vacunar a sus hijos contra las enfermedades infecciosas están poniendo no sólo a sus propios hijos en riesgo, sino también a los hijos de otras personas.

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Es por eso que hay que rechazar ese alarmismo y la trivialización con el que en algunas ocasiones se está tratando la información científica y médica.

Sobretodo cuando hay niños que han muerto de sarampión desde que los periódicos trajeron su considerable talento para distorsionar el tema.

Tal y como lo podemos leer en el anuncio que hizo la Organización Mundial de la Salud.

 En los primeros seis meses de este año, se registraron en Europa más de 41.000 casos de infección por este virus, casi el doble que en todo 2017.

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También se contabilizaron 37 muertes debidas a esta enfermedad.

El sarampión es una enfermedad muy contagiosa que puede causar, entre otras complicaciones, ceguera, encefalitis, sordera, neumonía y, en embarazadas, abortos.

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Motivo por el cual cuando viajas a otros Países, te debes de vacunar.

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Con uno o dos fallecidos por cada mil niños infectados, es una de las principales causas de mortalidad infantil a pesar de existir desde hace décadas una vacuna eficaz.

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Según la OMS, el año pasado hubo 89.780 muertes por sarampión en todo el mundo cuando antes de que se generalizara la vacuna en los años 80 se registraban 2,6 millones al año.

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Las vacunas salvan vidas.

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Y han bajado casi a cero muchas enfermedades.

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Aquí el resultado del antes y el después de la aparición de las vacunas en los Estados Unidos.

Tipos de vacunas 1. Vacunas atenuadas de agentes completos  Microbios vivos pero debilitados.  Los microbios vivos imitan más de cerca ...

El artículo original ha recibido tanta atención de los medios, con tanto potencial para dañar la salud pública, que es difícil encontrar un paralelo en la historia de la ciencia médica.

No es el único fraude médico, otros ya han sido expuestos.

La diferencia es que causaron problemas de salud menos importantes

Sabemos que fue un fraude.

No fue equivocación.

No es incompetencia.

El estudio del Dr. Andrew Wakefield en 1998 fue desacreditado, pero las tasas de vacunación no se han recuperado.

Cada año se producen brotes en toda Europa y brotes esporádicos en los Estados Unidos.

Legiones de padres abandonaron la vacuna, lo que provocó un resurgimiento del sarampión en los países occidentales, donde la mayoría de ellos habían sido eliminados.

Hay personas que pasan a la historia por sus actos.

El estudio desacreditado de Andrew Wakefield provocó las hospitalizaciones y muertes de niños a causa del sarampión que podrían haber evitado fácilmente la enfermedad.

Andrew Wakefield pasará a la historia

Vaya legado.

Legado que se mantiene vivo  por personas que no vacunan a sus hijos.

Quienes afirman que no son parte del rebaño.

Quienes piensan que esas enfermedades prevenibles por vacunación no son peligrosas.

Quienes no creen en la inmunidad de la rebaño.

Quienes no se dan cuenta que todavía lo son.

Son parte de la manada.

Y contrario a lo que afirma de que se protege en contra del sistema.

El sistema lo protege.

Esa persona es una persona indefensa dentro de esa manada que niega.

Quien sin saberlo se encuentra sano por nosotros.

Ya que la mayoría estamos vacunados.

IMAGINATE que por creencias pongas a tus hijos en peligro.

 

 

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