TASACIÓN CUANTIOSA
Tasa:
Determinación del valor o precio de algo.
Cuantioso :
Grande en cantidad o número.
Hay una cosa curiosa con el desarrollo de tecnología por parte de la inteligencia de los Estados Unidos de América.
Demuestra un hecho
No solamente se requiere dinero.
Por ejemplo:
Cuando la NASA inició el plan de lanzamiento de astronautas, se dieron cuenta enseguida de que los bolígrafos no funcionarían con gravedad cero.
Para resolver este problema, la NASA contrató a Accenture (la actual Andersen Consulting).
Una década y 12.000 millones de dólares después, la NASA disponía de un innovador bolígrafo que escribía con gravedad cero, hacia arriba y hacia abajo, bajo el agua, en prácticamente cualquier superficie, incluido el cristal y en un rango de temperatura de desde por debajo de cero hasta más de 300ºC .
Cada pluma tenía un costo de un millón de dolares.
Los rusos por su parte y debido a que no tenían presupuesto simplemente utilizaron un lápiz.
Los dos superaron el problema de escribir en el espacio.
Así tenemos que los Estados Unidos gastaron 12,000 millones de dólares en el desarrollo de una pluma para escribir en el espacio mientras los Soviéticos escribieron con un lápiz.
Los americanos son así.
Derroche total.
Total, imprimen más billetes.
Pero…….
La NASA no se gastó millones de dólares en el desarrollo de la pluma que usaron los astronautas del Apollo 11.
Ni siquiera la NASA desarrolló la pluma.
Los Soviéticos usaron un lápiz, es cierto, al igual que los Estados Unidos lo hicieron.
De hecho la presente historia tiene su inicio precisamente cuando tanto soviéticos como estadounidenses usaban lápices en sus vuelos espaciales.
Los Estados Unidos usaron lápices normales y lápices mecánicos (un lapicero), aquí vemos el que en 1962 el astronauta John Glenn usó, la hebilla atada a su rodilla para mantener el equipo completo en su lugar.
Los soviéticos usaron lápices de grasa.
Ambos lápices vinieron con sus propios problemas.
Para los lápices de grafito y los mecánicos, el problema tiene que ver con la punta.
Un problema que todos conocemos desde la escuela.
La punta se quiebra.
Lo cual sabemos que sucede en forma constante y obviamente a los astronautas les sucede lo mismo.
Solamente que ellos se encuentran en el espacio, sin gravedad, lo que implica que la punta del lápiz flotaría alrededor.
Podría entrar en el ojo de algún astronauta.
Podría entrar dentro de una ranura de la nave y encontrar su camino hacia la maquinaria.
Podría provocar un corto circuito.
Los lápices de grafito sueltan una pequeña cantidad de polvo cada vez que lo usas.
Esto puede causar irritación a los astronautas en un espacio limitado y limitado.
Cuando se rompe, la cantidad de polvo generado es mayor.
Respecto a los lápices de grasa usados por los soviéticos, el problema tiene que ver con lo difuminado e impreciso que puede resultar la escritura.
No se entiende por lo borrosa que se vuelve.
No se puede arriesgar una misión por leer mal un número al efectuar un calculo.
Todos los lápices usados por los astronautas tienen otro problema:
Son altamente inflamables en condiciones de gravedad cero, ya que están hechos de grafito y madera, debido a que la nave se encuentra clausurada con oxigeno puro.
Así también la naturaleza inflamable de los desechos del lápiz serían peligrosos para el correcto funcionamiento de los equipos y la integridad de los astronautas.
Era basura.
Era un peligro.
Razón por la cual los lápices de todo tipo tenían que ser dejados a un lado como opciones para escribir en el espacio.
Por lo tanto, era evidente que se necesitaba una pluma para escribir.
Tampoco se podía usar la pluma que todos conocemos en el espacio.
La razón.
Gravedad.
La tinta llega a la bola colocada en la punta por gravedad.
Solamente cuando se encuentra en sentido vertical.
Cuando la pluma se encuentra de manera horizontal o invertida, deja de escribir.
Eso a todos nos a sucedido.
No podemos escribir apoyados en una pared o apoyados en el techo de nuestro automóvil.
Pero se acercaba el viaje a la Luna y la NASA sabía que era un viaje largo.
La trágica misión de prueba del Apollo 1 en 1967, en la que murieron tres astronautas cuando se produjo un incendio en el módulo de comando, hizo saber a la NASA que incluso una sola chispa podría provocar un incendio en un entorno de oxígeno puro al 100 por ciento.
Cada objeto material en una nave espacial, incluyendo instrumentos de escritura aparentemente mundanos, tenía que ser reequipado para viajar al espacio.
No se podían arriesgar a llevar lapices.
Para solucionar el problema la NASA acordó contratar a la empresa Tycam Engineering Manufacturing, Inc., ubicada en la Ciudad de Houston, para desarrollar 34 bolígrafos espaciales con un coste de $ 4,382.50 es decir $128.89 ( son $ $1,018.41 a precio de 2018).
En octubre de 1964 la NASA solicitó el prototipo mismo que recibió en noviembre de 1964.
Se le hicieron unos ajustes menores y se devolvió a la fabrica.
La fecha de entrega quedó establecida para el día 01 de marzo de 1965.
Las lapices mecánicos llegaron el 04 de marzo de 1965.
La prensa informó que dos de esos lapices iban a estar en el vuelo del Gemini 3 que tendría lugar el día 23 de marzo de 1965.
Se levantó una ola de críticas por considerarlo un gasto innecesario y excesivo.
En ese tiempo ni el Congreso ni el público estadounidense estaban convencidos de gastar tanto dinero en la carrera espacial, todavía a unos días del lanzamiento del Gemini 3, la NASA estaba luchando para justificar el gasto masivo involucrado en la misión.
Los gastos estaban siendo seguidos de cerca, de hecho dos años antes del vuelo, el Congresista John Wydler, del Cuarto Distrito en Nueva York y miembro del Comité de Ciencia y Astronáutica de la Cámara de Representantes.
Escribió una carta al Administrador de la NASA James Webb solicitando Investigación completa de los lápices caros y una explicación de por qué sus altos costos estaban justificados.
Luego de recibir la carta, los funcionarios de la NASA tuvieron que explicar al Congreso y pueblo de los Estados Unidos que los lápices estaban hechos de materiales ligeros y de alta resistencia y los peligros de incendio o de accidentes en caso de tener un lápiz abordo de una nave espacial con un ambiente de oxigeno puro.
Explicaron también que los lápices estaban confeccionados en fibras especiales pero que el precio al que se compraban era de solo 1,75 dólares.
El sobreprecio extra venía de una serie de adaptaciones que la NASA tenía que hacer para que el lápiz pudiese ser utilizado dentro de una nave espacial y por alguien llevando un traje de astronauta.
Explicó que, en muchos casos, los dispositivos bastante comunes pueden ser costosos cuando tienen que ser rediseñados para condiciones especiales, particularmente cuando se fabrican en pequeñas cantidades.
Los objetos ordinarios son baratos principalmente cuando se producen en grandes cantidades.
Se calmaron los ánimos.
La misión Gemini 3 levantó vuelo tal y como estaba previsto con el comandante de vuelo Virgil I. “Gus” Grissom y el piloto John W. Young.
Fue el primer vuelo tripulado del programa Gemini y el noveno del programa espacial estadounidense y su objetivo principal de la misión era probar la maniobrabilidad de la nueva nave espacial.
En el espacio, la tripulación disparó propulsores para cambiar la forma de su órbita, cambiar ligeramente su plano orbital y caer a una altitud más baja.
También se probaron sus trajes de astronauta.
La misión duró 4 horas 52 minutos 31 segundos en el espacio haciendo un total de 3 órbitas.
Todo sin novedad
Entonces se supo que a pesar de haber puesto tanto cuidado en la misión respecto a los artículos que estuvieran a bordo, los astronautas habían llevado contrabando.
Sucedió poco después de que terminó una conferencia de prensa y se les preguntó a los astronautas acerca de un sándwich que John Watts Young había subido a bordo del vuelo en un bolsillo de su traje espacial.
Resulta que cuando estaban en vuelo, John Watts Young sacó el sandwich y cada uno de los miembros de la tripulación tomó unos cuantos bocados, en lugar de la comida oficialmente aprobada que les había sido suministrada, antes de volverlo a guardar.
Aquí la breve conversación sobre el sandwich entre John Watts Young y Virgil I. “Gus” Grissom, según la transcripción de Gemini 3.
La conversación duró solo alrededor de un minuto de la misión de casi 5 horas.
“¿Qué es?” Preguntó Gus Grissom.
“Sándwich de carne en conserva” Respondió John Young.
“¿De donde vino eso?” Preguntó Gus Grissom.
Respondió John Young:
“Lo traje conmigo. Veamos cómo sabe. Huele, ¿no?”
Gus Grissom probó el sándwich, pero rápidamente anunció que se lo guardaría en el bolsillo porque estaba empezando a romperse.
John Young sugirió que el sándwich era :
“un pensamiento … no muy bueno”.
Gus Grissom respondió:
“Bastante bien, sin embargo, si se mantuviera unido”.
Lo conducta anterior provocó una revisión por parte del Comité de Asignaciones de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos en la que un miembro del Congreso lo calificó de :
“Un sándwich de 30 millones de dólares”
El jefe de la misión no había aprobado el sándwich y estaba preocupado por las posibles migajas y por el hecho de que tenía dos días de viejo el y por lo tanto duro.
Ya que se supo que el sandwich fue comprado en una tienda de Cocoa Beach, Florida, llamada Wolfie’s Restaurant and Sandwich Shop, en el Ramada Inn.
El también astronauta Wally Schirra, quien tenía fama de bromista, había comprado el sándwich en el restaurante Wolfie’s dos días antes.
Se lo entregó a John Young la mañana que Gemini 3 se lanzó sobre un cohete Titan II desde el Pad 19 de Cabo Cañaveral en Florida.
El famoso astronauta por sus bromas Wally Schirra compró el sándwich y se lo dio a John Young, quien lo llevó de contrabando a bordo en un bolsillo de su traje espacial.
Las migajas que lanzó el sandwich podrían haber causado estragos en la electrónica de la nave, por lo que los tripulantes fueron reprendidos cuando regresaron a la Tierra.
El kit de prensa Gemini 3 de la NASA describió cómo se agregó una capa de gelatina a los alimentos para evitar ese problema.
Una cantidad astronómica de tiempo y dinero se destina a desarrollar los alimentos de los astronautas de la NASA.
La comida no es buena, pero es segura, lo que, en el espacio, significa que es compacta.
E insipida en los primeros vuelos.
Si estando nosotros sentados a la mesa y comemos un sandwich, terminamos llenos de migas de pan.
En un ambiente cerrado e ingrávido, esas migas son un peligro.
Por supuesto, el sándwich de contrabando de carne en lata no tenía tal capa exterior, tal y como Gus Grissom lo descubrió y comentó en una entrevista con la revista LIFE poco después de la misión:
“Tomé un bocado, pero migajas de pan de centeno comenzaron a flotar por toda la cabina”.
El comité de apropiaciones de la Cámara de Representantes convocó una reunión para investigar el escándalo del emparedado.
El representante George Shipley de Illinois le dijo al administrador de la NASA James Webb, administrador del para el vuelo espacial George Mueller y Robert Gilruth, director del Manned Spacecraft Center (ahora Johnson Space Center) en Houston.
“Mi idea es que … que uno de los astronautas deslice un sándwich a bordo del vehículo, francamente, es un poco asqueroso”
Le respondió George Mueller.
“Hemos tomado medidas … para evitar la repetición de sándwiches de carne en conserva en futuros vuelos”
Posteriormente el Director de Operaciones de la tripulación de vuelo Deke Slayton escribió en su autobiografía que le dio permiso a John Young para hacerlo.
Por su parte, John Young sintió que el sándwich recibió mucha más atención de la que merecía, a costa de resaltar el inicio exitoso del programa Gemini.
“[Gemini 3] fue un excelente vuelo de prueba de ingeniería del vehículo”.
Escribió en el año del 2012.
¨Además, el sándwich de contrabando ni siquiera tenía mostaza.
“Ni pepinillos”.
La investigación también reveló que, además del sándwich, los astronautas portaban una bandera estadounidense (también con aprobación ), un anillo de diamantes propiedad de Gus Grissom, dos cruces Florentinas de San Géminis que habían sido enviadas por alguien en Italia a los astronautas y un sostén.
Deke Slayton advirtió a los astronautas acerca de:
“Tales travesuras en el futuro”.
El problema se presentó cuando se supo de otro objeto llevado por los astronautas al espacio.
Cuatro lápices Pentel con un costo total de $ 0.49 centavos.
Y ardió Troya.
Deke Slayton:
“Recibió instrucciones de tomar todas las precauciones para evitar que este artículo se hiciera público”
Escribió un investigador después del hecho.
Lo cual es fácil entender.
El Congreso y el público se indignaron por los costosos lápices mecánicos de $ 129 y se enojaron al saber que los lápices normales podían llevarse en el espacio sin peligro aparente.
Razón por la cual siguieron usando lápices.
Por lo cual la NASA, en este punto, estaba buscando una alternativa viable a los lápices.
Paul C. Fisher de la empresa Fisher Pen Co. vio una oportunidad de negocio ya que había inventado inadvertidamente una pluma que sería totalmente adecuada para el espacio.
La ofreció a la NASA.
La pluma a presión funcionaba en condiciones extremas de temperatura y presión (hasta menos 50 grados Fahrenheit o hasta 400 grados F).
Podía funcionar incluso bajo el agua o en otros líquidos.
El cartucho de tinta también era adecuado para que en gravedad cero la tinta fluya y está herméticamente sellado y presurizado.
En Tierra la fuerza gravitacional en un bolígrafo normal hace que la tinta baje hacia la bola.
En la pluma inventada por Paul. C, Fisher esta función se realiza mediante el gas presurizado y un flotador móvil en la pluma espacial.
El gas a presión empuja el flotador que a su vez empuja la tinta hacia la bola.
La tinta es expulsada por nitrógeno comprimido a una presión de casi 35 psi ( libras por pulgada cuadrada ).
Como la fuerza del gas presurizado no depende de la orientación de la pluma (a diferencia de la gravedad), la pluma puede escribir en cualquier ángulo, incluso al revés, a grandes alturas, bajo el agua, en superficies aceitosas y grasosas así como, por supuesto en la luna.
Esta presión empuja la tinta hacia la bola de carburo de tungsteno en la punta de la pluma.
El bolígrafo está hecho de carburo de tungsteno y se ajusta con precisión para evitar fugas.
La tinta es un tipo especial de tinta tisotrópica semisólida que se licúa solo cuando es necesario, evitando las fugas y durando más al estar en un depósito herméticamente sellado y presurizado, también escribe tres veces más que un bolígrafo estándar.
Aunque no existe una definición universal, un ejemplo de fluido tixotrópico es el ketchup o salsa de tomate.
Das la vuelta a la botella y no se mueve, pero lo agitas y el movimiento lo hace caer poco a poco.
Paul C. Fisher creó una tinta en gel similar al ketchup.
Usó tinta que permanece como un sólido gelatinoso hasta que el movimiento del bolígrafo lo convierte en un fluido.
Cuando la bola de la punta del bolígrafo se movía, la tinta fluía.
Cuando el bolígrafo permanecía quieto, la tinta dejaba de fluir, incluso pese a la presión ejercida por el nitrógeno.
El nitrógeno presurizado también evita que el aire se mezcle con la tinta, por lo que no puede evaporarse u oxidarse.
Sin embargo, si hace demasiado calor, la tinta se vuelve verde en lugar de su azul normal.
Una sola carga de tinta proporciona 150 metros de escritura.
Paul C. Fisher la llamó:
Space pen.
La compañía invirtió alrededor de 1 millón de dólares de sus fondos propios, sin ningún tipo de financiación de la NASA.
El bolígrafo espacial AG-7 fue patentado por Paul C. Fisher en el año de 1965.
La NASA nunca lo comisionó y tampoco recibió ningún tipo de financiación gubernamental para el diseño y producción.
Paul Fisher ofreció los bolígrafos a la NASA en 1965, pero, debido a la controversia anterior, la agencia dudó en su enfoque.
No fue hasta dos años después, en el año de 1967, que tras rigurosas pruebas, la NASA aprobó que los astronautas de las misiones Apollo utilizaran los bolígrafos espaciales AG-7.
Se hizo el pedido de Cuatrocientos bolígrafos a un costo total de $ 2,400 dolares.
A $ 6 dolares ( $ 44.96 tiempo actual) cada uno.
Serían utilizados por los astronautas de la misión del Apollo 7 del 11 de octubre de 1968, cumpliendo con los requisitos de costo y seguridad.
Cuando llegó el pedido la NASA y con el fin de adecuarlos al espacio de mejor manera, los modificó.
Los envolvió en Velcro para que pudieran adherirse a los trajes del astronauta o las paredes para un fácil acceso.
La Unión Soviética también decidió actualizar sus utensilios de escritura.
Compraron 100 bolígrafos y 1,000 cartuchos de tinta para usar en sus vuelos espaciales Soyuz.
Luego se supo que tanto la NASA como la agencia espacial soviética recibieron un descuento del 40 por ciento por comprar sus bolígrafos a granel.
Ambos pagaron $ 3.60 ( $26.98 precio actual ) por bolígrafo.
En la actualidad tanto rusos como americanos usan estos bolígrafos en sus misiones espaciales.
Esas plumas espaciales se encuentran al alcance de nuestras manos, según el alcance de nuestros bolsillos.
El día 25 de marzo del 2008 tuvo lugar una subasta.
Ni más ni menos que la Fisher AG-7 Space Pen que el astronauta Gene Cernan usó durante el vuelo y fue transportada en el bolsillo de su traje espacial a la superficie de la luna dentro de la Apollo 17.
La Fisher AG-7 Space Pen tiene un tamaño de 5.25 pulgadas de largo, con número de pieza de SEB12100051-204 y un número de serie de 1129, ambos grabados cerca del clip para el bolsillo.
Una pequeña pieza de Velcro se adjunta en la parte superior para permitir que sea fácil Sujetado al panel de control de la cápsula espacial.
Su costo final fue de:
$ 23.900 dólares.
Claro que los simples mortales podemos tener en nuestras manos una:
“Pluma espacial para astronautas original”
Por la módica cantidad de $ 60 dolares.
Llegará en su estuche.
La pluma tiene una vida útil estimada de 100 años.
Una pluma más nueva, llamada Shuttle Pen, se usó en los transbordadores espaciales de la NASA y en la estación espacial rusa Mir.
Todos pueden tener una solo hay que perderle el amor a $ 68.00 dolares.
Ese mito de que la NASA gastó miles de millones en el desarrollo de una pluma y los soviéticos se evitaron esos gastos al usar un lápiz se debe de dejar en donde aparece.
En artículos de bromas para niños.
Como un chiste.
Claro que es éste momento cualquiera puede pensar que no hay nada de interesante en el desarrollo de una pluma.
Después de todo se tuvieron que inventar una casi infinidad de artículos necesarios para volar al espacio.
Sin duda también en otros de esos artículos se cancelaron pedidos por sobreprecio o por ajustarse al presupuesto.
Y tienen razón.
No tiene nada de extraordinario.
Y sin embargo, la pluma siempre va a ser leyenda.
Y no debido a que alguien inventó una moraleja, sobre un hecho que nunca sucedió, que al último dice:
¨Y los soviéticos usaron lapices¨
Frase que en realidad si tiene aparejada, como toda moraleja, una enseñanza.
La manera en que el internet es usado por personas para seguir compartiendo desinformación.
La Fisher AG-7 Space Pen no va a ser leyenda porque se inventó una moraleja de su historia.
La leyenda dice que la pluma espacial en el programa Apollo no se limitó a facilitar la escritura en un ambiente de cero gravedad.
De acuerdo con Fisher Space Pen Company, los astronautas del Apollo 11 también usaron la pluma para arreglar un interruptor de armado roto, permitiendo su regreso a la Tierra.
Lo cual tampoco es cierto.
Se usó un marcador.
Lo cual es otra historia.
La historia que nos ocupa dice que a los Estados Unidos le gusta derrochar dinero mientras que los rusos son un modelo de eficiencia pronto arraigó en la cultura popular.
Había nacido la leyenda urbana del Space Pen.
El mito.
Una de las más duraderas.
Probablemente una de las menos conocidas.
No es de extrañar que las plumas se sigan vendiendo en la actualidad, sobretodo porque es muy útil si quieres escribir tumbado en la cama.
Aunque no hay motivos de preocuparse por lo anterior.
Total, ya sabemos que cuando se enfrentan al mismo problema, los rusos usan un lápiz.
¿Qué tenemos entonces?
La Fisher Space Pen siguen siendo parte de la exploración espacial.
Su futuro no es halagador ya que se espera que sean suprimidas de las siguientes misiones por computadoras portátiles que permitirían compartir la información entre todos los involucrados de manera electrónica y enviándola por correo electrónico.
Solamente hay que llenar los espacios y la computadora hace todos los cálculos en forma automática.
Sin embargo no hay que olvidar a esos llamados anticuados que aún les guste mantener notas escritas a mano y por lo tanto necesiten una pluma espacial.
Ya que saben, que no importa lo mucho que avanza la tecnología, siempre puede tener un fallo y olvidar un dato.
Por eso no se puede confiar en la tecnología cuando se trata de tener información vital.
Siempre por error se puede borra algún dato alimentado a la memoria de la computadora.
Lo cual no ocurre con lo escrito.
La leyenda va a continuar incluso cuando la persona sabe la verdad.
Como sucede con las buenas leyendas.
Las personas van a comprar la pluma espacial y lo primero que van a decir para describirla es:
¨Es una copia de la que salvó a la misión Apollo 11 a la NASA le costó un millón de dolares cada una.¨
Algunos otros agregaran la anécdota del lápiz.
El cuento de la Space Pen no hace daño, puede continuar, después de todo, como chiste o como anécdota es buena.
Como fuente de inspiración.
No como verdad histórica.
Porque esa cuento ni a leyenda llega.
Un simple mito.
Lo que también debe de continuar es la historia real.
La historia que nos habla del ingenio humano y la forma en que los recursos que se desarrollan para el cumplimiento de una misión pueden ser sobredimensionados.
Por muy pequeño que sea ese objeto.
La historia nos habla de un capitalista inteligente que inventó un producto superior y realizó un marketing innovador.
La historia no nos habla de que la NASA gastó millones en desarrollar una pluma que escribiría en la gravedad cero del espacio.
La verdad es que el inventor y creador de pluma, Paul Fisher, la desarrolló por su cuenta y la patentó el 19 de mayo de 1965.
Así que el problema de escribir en el espacio no fue algo resuelto por la austera planificación soviética.
Tampoco por el despilfarro de dinero por parte de la NASA o por una compañía estadounidense.
Fue resuelto por un visionario.
Tuvo una buena idea.
Invirtió su dinero.
Ganó.
IMAGINATE estar en al Luna y que no sirva tu pluma, tanto esfuerzo para tener que confiar en la memoria para recordar datos, similar al chiste aquel en que un astronauta llevó 5 kilos de tabaco pero no sirvieron los cerrillos.