RETRATO DESVANECIDO
Retrato: Pintura de una persona.
Desvanecido: Vanidoso, Presumido.
Actualizado 25 enero 2019.
El Lunes 21 de Agosto de 1911 se efectuó el robo de una de las más famosas pinturas en la actualidad:
La Mona Lisa.
También conocida como La Gioconda, obra del pintor Leonardo Da Vinci realizada en el siglo XVI.
Una pintura tan querida por Leonardo Da Vinci que, se ignora el motivo, nunca se separó de ella.
Al decir que nunca se separó, es algo literal, a donde viajara la llevaba consigo.
La conservó a un lado de su cama hasta su fallecimiento en su residencia del castillo de Clos-Lucé:
El Martes 22 de Agosto de 1911, el Museo del Louvre que a principios del siglo XX ya albergaba una de las mejores colecciones de arte del mundo, acaba de abrir sus puertas al público.
Casi a las 10 de la mañana, llega al museo el pintor francés Loius Beroud.
Ya había pintado su propia versión de la Mona Lisa de Leonardo Da Vinci,
Su cuadro consistiría en una dama hermosa pintando frente a la Mona Lisa.
Aquí tenemos a Louis Beroud en le Salón Carré del Louvre junto a la Mona Lisa realizando la pintura.
Cuando se da la vuelta para empezar a pintar, lo inimaginable. el cuadro de la Mona Lisa no se encuentra en su lugar, se había desvanecido.
Simplemente había un espacio vacío en medio de la pintura de Correggio matrimonio místico y de la pintura de Tiziano Alegoría de Alfonso d’Avalos donde había estado en exhibición durante cinco años.
Un vacío y cuatro ganchos de metal de los que la Mona Lisa pendía.
Sorprendido va en busca de un guardia de seguridad de nombre Maximilien alphonse Paupardin a quien de primera instancia no parece preocuparse.
“Puede ser que la enviaron a algún lado, al estudio del fotógrafo del museo o quizá el curador” contestó.
El vigilante sale a buscar la pintura. pero no la encuentra por ningún lado, unos minutos después regresa gritando:
” A desaparecido a desaparecido”.
Había sucedido lo impensable, una de las pinturas más famosas del mundo y expuesta en el Museo del Louvre por más de 100 años se había esfumado.
Llaman a la policía y a las 3 de la tarde se cierran las puertas del museo, todo seguía siendo un coas.
A las cinco de la tarde la noticia del robo llega a los periódicos a nivel nacional.
E internacional:
Fueron 60 los agentes que buscaron la pintura hasta en el último rincón del museo e interrogaron a todos los que se encontraban dentro del museo :
En pocas horas se hace un descubrimiento importante, el marco y el cristal de la pintura se encuentran escondidos en una escalera.
No hubo avance en la investigación sobretodo porque llegaron más de 24 horas posterior al hecho y después de un día de descanso de la mayoría de los trabajadores.
Las investigaciones quedaron a cargo del Alphonse Bertillon, científico forense inventor del método Bertillonaje.
Caracterizado por una gran minuciosidad, Alphonse Bertillon lo fotografió todo y encontró una huella en la vitrina.
No se encontró registro de dicha huella en los archivos de la policía.
Así mismo se le toman huellas dactilares a todos los trabajadores e interrogados el día del robo, ninguna coincide.
Después de la desaparición de la obra, el director del museo, Théophile Homolle renunció a pesar de que se encontraba de vacaciones cuando sucedió lo del robo.
Durante dos años no se avanzaron en las investigaciones sobre el robo de la Mona Lisa.
Entonces el día 29 de Noviembre de 1913 llegó a Italia una carta firmada con el misterioso nombre de LEONARDO y sellada con la leyenda, Poste Restante, Place de la République, París, iba dirigida a un conocido marchante de obras de arte llamado Alfredo Geri.
En la carta mencionaba el tal Leonardo que vendía la Mona Lisa en 500,000 liras.
“La obra robada de Leonardo da Vinci está en mi posesión. Parece pertenecer a Italia ya que su pintor era un italiano “.
Alfredo Geri se puso en contacto con el conservador del museo Uffizi, Giovanni Poggi:
Quien le animó a contestar a Leonardo mostrando su interés por la obra pero sin dejar de pensar que era solamente una broma.
Juntos, decidieron que Alfredo Geri escribiría una carta a cambio diciendo que tendría que ver la pintura antes de que pudiera ofrecer un precio.
A vuelta de correo invita a Leonardo a Florencia y Alfredo Geri es citado en la habitación número 20 en el tercer piso del hotel Tripoli de Florencia ahora llamado Hotel La Gioconda ubicado en Via Panzoni número 2.
Era un 12 de Diciembre de 1913.
Alfredo Geri acude junto a Giovanni Poggi a la reunión y dentro de la habitación se entrevistan con el que se hace llamar LEONARDO VINCENZO.
Dentro de un segundo fondo de su maleta se encontraba La Mona Lisa.
Los dos hombres saben inmediatamente que se trata del original, la pintura tiene un finísimo craquelado, como se llama a las grietas producto del secado del oleo durante siglos.
Es como una dactilar de una pintura porque no se pueden imitar.
Le comentaron que acudiera al museo Uffizi a fin de llevar a cabo la transacción, de esa manera pudieron comprobar la autenticidad de la pintura, gracias al número de inventario, los sellos del Louvre y a la comparación detallada de las grietas de la pintura, llamadas craquelures, con unas fotografías del original.
Le dijeron a Leonardo Vincenzo que iban a exponer la obra y que le pagarían en el hotel.
Alfredo Geri y Giovanni Poggi llamaron a la policía, que detuvo inmediatamente al ladrón.
Su nombre:
Vincenzo Peruggia.
Su ficha policial que se le realizó después de su detención :
Los periódicos dieron a conocer la noticia.
Se inició un juicio en contra de Vincenzo Peruggia quien expuso sus motivos:
Vincenzo Peruggia alegó que su intención era devolver la obra a su verdadera patria y que él sólo era víctima de un estafador.
Los periódicos dieron a conocer la noticia y su motivación para cometer el robo fue que creía que la Mona Lisa había sido robado de Florencia por el Emperador Napoleón y que merecía una recompensa por cumplir con su deber patriótico al devolverlo a su verdadero hogar en Italia.:
París estaba feliz con la recuperación.
El tribunal de justicia acordó, el 5 de Junio de 1914, que Vincenzo Peruggia cometió el robo por razones patrióticas y fue condenado a a un año y quince días de prisión que luego redujeron a siete meses y nueve días.
La Mona Lisa fue exhibida en los Uffizi en Florencia, en la Galleria Borghese.
Así también fue exhibida en la Villa Medici en Roma.
Y en la Galería Brera antes de ser regresada a París en un tren especial de los ferrocarriles Italianos.
La pintura llegó a París Francia el día 4 de Enero de 1914 después de ser robado en 1911.
París estaba feliz con el regreso de la Mona Lisa:
Ya de nuevo en Francia, fue llevada al museo de Louvre en donde sigue en exhibición.
Cuando La Gioconda volvió al museo de Louvre se expuso en la Sala des États.
La sala fue renovada y fue rebautizada “sala de la Gioconda“.
El cuadro se encuentra dentro de una urna a prueba de balas: la única obra de arte protegida de ese modo contra vándalos y dementes.
Pero …….
¿Cómo fue el robo?
No hubo un plan elaborado, ni amenazas previas, pero tampoco el personal era muy competente.
El museo abría sus puerta de Martes a Domingo, el día de robo fue Lunes, día para limpiar y mover pinturas para las fotografías de los catálogos o para cuidados de los curadores.
Lo que significaba que los trabajadores podían estar prácticamente sin supervisión ya que al ser día de descanso solamente habían 10 vigilantes para todo el museo y ninguno en el salón Carré donde exponían las obras Italianas más prestigiosas.
A las 7:05 de la mañana Vincenzo Peruggia, carpintero Italiano de 30 años cruza el puente y se dirige a una de las entradas laterales del museo.
Solía tener un trabajo en el museo de Louvre, formó parte de un equipo de la firma cristalera Cobier, fueron cuatro personas las responsables de instalar los cristales que protegen las pinturas entre 1910 y 1911.
Aunque ya no trabaja allí su cara sigue siendo conocida por lo que entró al museo sin problema alguno y rápidamente se dirige al salón Carré.
Obviamente al haber trabajado allí, Vincenzo Peruggia sabe que los Lunes cierra el museo, sabe que hay muchos trabajadores y comerciantes así también sabe que la seguridad es un poco más relajada.
Vincenzo Peruggia entra al salán Carré, cruza la sala vacía y descuelga la Mona Lisa de la pared.
Conoce la pintura, su tamaño, su peso y como se encuentra colgada de la pared, también tenía claro la manera en que tenía que llevársela.
Vincenzo Peruggia sale del salón con la Mona Lisa enmarcada y tiene la suerte de no ser sorprendido por lo que vestido con el mismo uniforme de los demás trabajadores se aprovecha de la flexibilidad en la seguridad.
Para sacarla se dirige primeramente una pequeña escalera cercana al salón, en ese momento le quita el marco y el cristal dejándolos en las escaleras.
La cubre con una tela blanca, tomó el cuadro bajo el brazo, la pintura se encuentra realizada en una madera de Álamo motivo por el cual no la podía plegar ni enrollar, baja las escalera:
En ese momento lleva la pintura de menos de un metro, 77 × 53 centimetros, sin el marco.
A llegar a la puerta la encuentra cerrada.
Pero pasa un fontanero de nombre Sauvet que lo conoce y entablan una platica donde Vincenzo Peruggia le dijo que alguien a cerrado la puerta y le contesta Sauvet:
“No te preocupes, tengo la llave”
Y salió al Cour du Sphinx:
Atravesó el Cour Viscontipasar y solamente le faltaba una puerta más, la llamada Corte de Louvre, se necesita llamar a un conserje para que abra la puerta.
Vincenzo Peruggia se aproxima y aunque parezca imposible, la puerta se encuentra abierta.
Eran las 7:30 de la mañana del 21 de Agosto de 1911 cuando Vincenzo Peruggia salió del museo por Quai du Louvre.
Así de fácil entró y salió del museo Vincenzo Peruggia con el retrato de la Mona Lisa bajo el brazo envuelta en una tela blanca.
Enfrente de todos y a la vista de nadie.
Después de salir del museo, se dirige a su departamento ubicado en el número 5 de la RUE DE L’ HOSPITAL ST LOUIS, son aproximadamente las 8 de la mañana.
Fotografía del interior del departamento de Vincenzo Peruggia después de su detención:
Fotografía después de buscar la pintura de la Mona Lisa por todos los rincones.
El día 31 de diciembre de 1911 era un misterio sin resolver.
El Titanic se hundió el 14 de abril de 1912 y se dejó a un lado la noticia del robo de la Mona Lisa.
Pasaron dos años y ciento once días después del robo para capturar al responsable.
No debió haber pasado tanto tiempo ya que tenían una huella digital.
Lo peor de todo fue que Vincenzo Peruggia era un delincuente fichado por la policía francesa en 1909, al que sin ningún interés, le fueron tomadas las huellas e incluidas en su ficha.
Debido a que ya había trabajado en el museo de Louvre, Vincenzo Peruggia era sospecho potencial ademas ya tenia ficha policial.
Se entrevistó a más de 200 empleados pero se les olvidó entrevistar a los cuatro artesanos que montaron el cristal protector en la Mona Lisa y de otros cuadros.
Ya en dos veces había estado arrestado en 1908 y en 1909, la primera vez estaba borracho y atacó a una prostituta.
En la segunda ocasión intentó robar una tuberías en un edificio en construcción.
Sin embargo, las fichas policiales en Francia no se clasificaban en base a las huellas dactilares, “esas manchitas”, como las llamaba despectivamente Bertillon, sino en relación a medidas óseas, a la Antropometría.
Se trataba de una técnica de identificación de criminales basada en la medición de varias partes del cuerpo y la cabeza.
Marcas individuales, tatuajes, cicatrices y características personales del sospechoso.
Estaba fichado pero hubo un fallo cuando la policía le tomó las huellas, solo tenían fichas con las huellas de la mano derecha.
Por lo que esa huella de poco sirvió.
Aunque ya tenían la tecnología necesaria para el manejo de las huellas dactilares, se consideraban una herramienta secundaria y preferían las medidas antropomórficas.
Un caso que pudo haberse solucionado en unas horas, y que solo se resolvió, por la ineptitud del propio Vincenzo Peruggia.
Respecto al método Bertillonage y su ineptitud para identificar a un sospechoso por la huella dactilar estaba cerca de su fin.
Había que adoptar un sistema de clasificación más moderno y eficaz, semejante error no podía repetirse.
¿Qué tenemos entonces?
Una leyenda creada por un ladrón.
Vincenzo Peruggia fue un ciudadano italiano que creía firmemente que la pintura sobre madera pertenecía a Italia, su país de creación, y debía ser devuelta a su lugar de nacimiento.
No era algo ingenuo, después de todo, muchas piezas de arte son enviados de nuevo a los países que una vez que las poseían.
Pero su motivo tal vez si era ingenuo:
La Pintura no había sido robada por Napoleón, de hecho todavía no nacía el Emperador cuando la pintura ya pertenecía a Francia.
Con un poco de estudio de historia lo sabría.
No era un ladrón por decir, sólo un trabajador del museo con fuertes creencias y determinación.
Vincenzo Peruggia fue de alguna manera olvidado, regresó a su ciudad natal de Dumenza en el norte de Italia.
Sirvió con honor el ejército italiano durante la Primera Guerra Mundial luchando en la batalla de Caporetto, también fue encarcelado en un campo de Austria.
Después de la guerra que dejó Italia y volvió a Francia y le cambió el nombre a Pietro en los documentos.
Se instaló en los suburbios de París y se casó con una mujer muy joven con quien tuvo una hija.
Murió a los 44 años de un ataque al corazón en Saint mar des Fousses el 25 de octubre de 1925.
Dicen que todo lo relacionado con el robo se puede resumir con el cuadro de Louis Beroud pintado poco tiempo después del robo:
En el momento del atraco la Mona Lisa, obra maestra de Leonardo da Vinci estaba lejos de ser el elemento más visitado en el museo.
Gracias al robo La Gioconda actualmente a sido considerada como el cuadro más famoso del mundo.
Vincenzo Peruggia eligió el cuadro de la Mona Lisa de todos los disponibles dentro del museo, por su pequeño tamaño, apenas 53cm x 77cm.
IMAGINATE de haber elegido otro cuadro, tal vez el cuadro de la Mona Lisa ni siquiera se encontraría exhibido al público.
MISTERIO RESUELTO 0062.
Desconozco que estaría pasando por la mente de davinci mas originar cosas como Madona
Dreyfus lo hacían un genio efectivamente.
Hola Tracy.
Sin duda alguna era un genio.